Prácticas
de piedad = cotidianamente
- Levanto a tiempo
     en modo de poder hacer sin perturbaciones una media hora de meditación en
     la Iglesia, antes de que llegue la gente.
- Preparación a la
     S. Misa con el rezo de Laúdes
- Acción de
     gracias y el rezo de Tercia
- Visita al
     Santísimo, Sexta, Nona, Vísperas y Completas = examen de conciencia
- Durante el día
     rezar el rosario completo
- Lectura y
     cultura espiritual
- Antes de
     acostarme: rezar maitines. Examen de conciencia en la Iglesia.
Semanalmente
- Confesión de mis
     pecados
- Hora de
     Adoración – Soy sacerdote adorador
- Via crucis el
     Viernes
- Posiblemente hora
     santa el jueves
- Profundizar el
     estudio de Dogmática
- Preparar
     cuidadosa y diligentemente la catequesis, las prédicas y los Evangelios
- No tener
     familiaridades con nadie
- Dulzura y
     afabilidad siempre y con todos
- Con las mujeres
     ninguna relación o amistad, sino seriedad en el comportamiento; no las
     miraré al rostro y por regla no daré la mano a ninguna señorita
- No jugaré nunca
     ni por ningún motivo a las cartas
- No fumare nunca
     ni siquiera por conveniencia
- No aceptaré sino
     sólo por excepción, invitaciones a comidas con personas privadas
- De vino nunca
     pasaré dos vasos
- De sueño no me
     concederé nunca más de siete horas y media
- Con todos,
     especialmente con los pobres, estaré lleno de caridad, sin ningún espíritu
     de avaricia o apego
- Ocuparé
     escrupulosamente todo mi tiempo, no perdiéndome en vanas conversaciones y
     en visitas inútiles
- No me permitiré
     nunca una sola palabra de crítica o de murmuración (para mantener
     perfectamente este propósito me quiero poner con todas mis fuerzas de
     confianza en el Señor).
- En definitiva;
     quiero circundarme de veneración porque todos deben entender que el
     Sacerdote es verdaderamente un hombre de Dios, otro Cristo.
- Apego
     indiscutible, generoso y devoto a la Santa Sede
- Obediencia
     incondicional al Obispo y al Párroco, por lo tanto sumisión humilde y
     constante, condescendencia respetuosa, unión y acuerdo profundo. En todo
     depender del Párroco. Hacer que aparezca siempre su autoridad
- Prontitud
     generosa a toda necesidad, no negarme nunca a ningún servicio y a ninguna
     llamada
- Visitar a los
     enfermos con visitas breves, breves, breves
- En el
     confesionario me mostraré siempre verdadero padre de las almas, recordar siempre
     que debo rendir estricta cuenta de las almas que se acercan a confesarse
     conmigo
- Daré siempre la
     preferencia a los hombres, mostrándome con ellos lleno de ternura
     materna, para conquistarlos a Cristo.
- Con los niños me
     prohibiré rigurosamente cualquier manifestación externa de afecto,
     aún siendo siempre afable y fraterno con todos, sin nunca tener
     preferencias con uno o con otro.
- Con el sexo
     femenino tendré siempre una máxima reserva, una modestia absoluta, una
     gran prudencia, especialmente en el confesionario, rigurosísima. En todo
     caso el trato con mujeres y aún con religiosas debe ser  siempre raro, breve, duro.
- Imparcial e
     igual con todos. Tratar a todos del mismo modo sin tener ninguna
     predilección ni preferencia.
 

