lunes, 26 de diciembre de 2011

MONS. JULIO PENITENTI UN PIONERO DEL ECUMENISMO



“Se puede decir que unidad y
oración en cierta medida coinciden: trabajar por la unidad es el
comienzo de la comunión.
Sí, la unidad de los cristianos
se logrará, será un canto
de alabanza al Padre.”









MONS. JULIO PENITENTI UN PIONERO DEL ECUMENISMO
A 100 AÑOS DE SU NACIMIENTO
(1912 – 2012)

            El 10 de enero de 1912 nació en Sermide, Provincia de Mantua (Italia). Noveno entre dieciséis hijos. Sintió desde la infancia la vocación al sacerdocio y al ecumenismo, viviendo de niño y adolescente en Felonica Po a poca distancia de su pueblo natal. Participaba como monaguillo en la iglesia parroquial y no podía comprender entonces las expresiones que “con furor profético” dirigía su párroco a la pequeña comunidad Evangélica Valdés todavía presente en Felonica Po. Será hasta el seminario, profundizando el estudio de la historia de la Iglesia cuando se dará cuenta de la realidad de aquellas dolorosas divisiones.

SACERDOTE PARA SIEMPRE

            Fue ordenado sacerdote el 6 de junio de 1936, vigilia de la Sma. Trinidad en la Catedral de S. Pedro Apóstol que surge en el corazón de la ciudad vieja de Mantua, al lado del Obispado y del Palacio ducal de los Gonzaga. Después de su ordenación fue destinado como Vicario en la Parroquia de Ostiglia. Su valiente actividad apostólica incomodaba a las autoridades políticas a quienes no agradaban sus homilías en las que expresaba severas palabras contra la guerra. Este disgusto culminó con el arresto del Padre que estuvo 25 días en  prisión.

CAPELLÁN MILITAR EN RUSIA

            Durante los años 1942 – 1943 desarrolló el ministerio de Capellán Militar en Rusia, alimentando su vocación ecuménica en el contacto con los ortodoxos y musulmanes. El 18 de agosto de 1942 fue capturado por un grupo de soldados musulmanes y ante el peligro de ser “una víctima agradable a Alá” se dirigió a Dios con esta oración “¡Oh Dios! Si tu sabes que mi vida puede ser útil para alguien o para cualquier cosa que te de gloria, ¡sálvame! Te prometo y hago voto de consagrar y consumir toda mi pobre existencia a tu servicio y… para que todos los creyentes sean una cosa sola, en un solo Rebaño con un solo Pastor, ¡que sea como tú quieras!”. Sin saber cómo, al mismo tiempo que oraba se dio a la fuga y salvó su vida.
            En junio de 1944 después de 8 años de ordenado llegó a Roma invitado por el Card. Eugenio Tisserant, entonces Decano de la Sagrada Congregación para las Iglesias Orientales. Estudió en el Pontificio Instituto Oriental y fue hospedado en el “Pontificio Colegio Ruso” creado por el amor al Oriente de S.S. Pío XI.

SU PRIMERA ASOCIACIÓN ECUMÉNICA

            Con el apoyo del Cardenal Tisserant fundó en octubre de 1945 la Asociación Internacional UNITAS y la Revista del mismo nombre, fue también el Card. Tisserant quien inauguró esta actividad con un discurso en el que evocó la vida de Newman y su conversión, ilustró también magistralmente el significado, importancia y urgencia del apostolado ecuménico. Al mismo tiempo que organizaba encuentros ecuménicos con representantes de varias confesiones, intuyendo que la Unidad de la Iglesia involucraba a todo el pueblo de Dios, empezó a formar jóvenes que trabajaran con él haciendo conocer y amar a la Iglesia católica y su cabeza visible, el Papa. Fundó así la Asociación “MICHAEL” (Militia Internationalis Christiana Humilitatis, Amoris et Laboris = Milicia Internacional Cristiana fundada en la humildad, el Amor y el Trabajo).

EL HOMBRE OBEDIENTE CANTARÁ VICTORIA

            A través del Secretario de Estado Mons. Giovanni B. Montini, el Santo Padre Pío XII envió la Bendición Apostólica a la nueva Asociación. Más tarde el mismo Mons. Montini recibió quejas de algunos Obispos americanos que se lamentaban de que precisamente de Roma se invitara a participar juntos a católicos con protestantes. A este punto Mons. Montini aconsejó al Padre ofrecer la presidencia a un teólogo de fama internacional: Padre Carlo Boyer de la Compañía de Jesús. Para el Padre el “consejo” fue una orden y así el 17 de julio de 1946 entregó la dimisión de todos los cargos en la Asociación y Revista Unitas para finalmente empezar por otra parte la Obra que cultivaba desde la infancia.

            El 29 de Septiembre de 1947. El Padre Julio con una decena de jóvenes empezaron a vivir en comunidad en una propiedad que bautizaron con el nombre de “Pian Paradiso” en Civita  Castellana sobre la Consular Vía Flaminia. En ese mismo año Mons. Santino Margaría, Obispo de Civita  Castellana quien había acogido con agrado a la comunidad entró en la gloria del cielo. Más tarde, el nuevo obispo no retuvo oportuno dar al Padre el permiso de continuar en su Diócesis; así que el 10 de mayo de 1952 tuvo que dejar definitivamente la casa de Pian Paradiso
             Mientras Don Julio buscaba un lugar estable para su comunidad, el Card. Tisserant le concedió establecerse en su Diócesis de Porto y Santa Rufina y el 13 de diciembre de 1951 erigió, aprobó y constituyó la “Casa de los Pequeños Obreros” en “Pía Sociedad Sacerdotal y Laical”.
            Finalmente después de muchos sacrificios, el 6 de junio de 1952, 16º aniversario de su Ordenación sacerdotal, el Padre Julio con sus hijos podía celebrar una solemne Santa Misa en la iglesia de un antiguo convento de los Padres Capuchinos que es desde entonces la Casa Madre de la actual Familia Ecuménica ubicada en el kilómetro 25  de la Carretera Flaminia sobre una colina que sobre sale al norte de la ciudad de Roma. El Padre llamó a la Casa Madre de la Obra Cittadella Ecuménica Taddeide, en honor del gran Apóstol Tadeo a quien invocó confiadamente en los momentos más difíciles para la reconstrucción del convento y en quien encontró siempre milagrosamente la ayuda necesaria. 
            El 14 de agosto de 1954, vigilia de la Asunción, el Padre hizo su profesión religiosa y perpetua. En 1955 después de muchos tentativos se inició la fundación de la Rama Femenina que se extendió después a España, Estados Unidos y México, países en los que el Padre mismo acompañó a las primeras vocaciones y comunidades.
            El 7 de julio de 1978 hacia las 10:30 de la mañana un religioso que conocía bien al Padre se presentó en la Cittadella ecuménica para dar a Don Giovanni Salvi (hasta ahora superior de la Familia Ecuménica) la noticia de que el Padre Julio dirigiéndose a Roma en su automóvil había tenido un accidente muriendo prácticamente en el acto. Un sacerdote que pasaba por allí le dio la absolución.
            Como todas las obras de Dios, la Familia ecuménica sigue en pie aunque el camino sea muchas veces lento y fatigoso. Creemos que el Padre Julio desde el cielo sigue guiando la Obra que un día inició a la luz del Espíritu Santo y que acogiéndola como voluntad de Dios la ha amado entregándose a ella generosamente.


“No he tenido a nada ni a nadie más querido
en la tierra que al Sumo Pontífice, a mis
superiores y a mis amados pequeños
obreros. Quiero morir en la fe y por la fe
en la cual he vivido”

(6 de octubre de 1953)





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