Señor Jesús,
que en la víspera de morir por nosotros
oraste para que todos tus discípulos fueran plenamente uno,
como tú en tu Padre y tu Padre en ti,
haznos sentir dolorosamente la infidelidad de nuestra desunión.
Danos la honradez de reconocer
y el coraje de rechazar lo que en nosotros se esconde de indiferencia,
de desconfianza e, incluso, de hostilidad mutuas.
Concédenos encontrarnos todos en ti,
a fin de que, de nuestras almas y de nuestros labios,
suba incesamente tur oración por la unidad de los cristianos,
tal como tú la quieres, por los medios que tú quieres.
En ti, que eres la caridad perfecta,
haznos encontrar el camino que conduce a la unidad,
en la obediencia a tu amor y a tu verdad.
Amén.
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