viernes, 10 de diciembre de 2010

Cardenal Koch: “el nuestro es el ministerio de la cruz” (I)


Testimonio del presidente del Consejo Pontificio para la Unidad de los Cristianos
Con sólo 13 años de servicio episcopal monseñor Kurt Koch, presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos recibió el nombramiento como cardenal, “con los mismos pensamientos de John Henry Newman cuando fue nombrado por el papa León XIII”, es decir, “muy sorprendido".
Dice que no se lo esperaba ser nombrado para este consistorio porque lleva en la presidencia de este dicasterio sólo cuatro meses, pero cree que la elevación al cardenalato es “un signo de la importancia que el Santo Padre quiere dar al ecunemismo”.
“Pertenecer al colegio cardenalicio no es un honor sino más bien un reto: estar disponible para dar todo por la Iglesia y tener una relación cercana con el Santo Padre”, asegura el purpurado.
En la primera parte de esta entrevista el cardenal Kurt Koch habla de sus 28 años de vida sacerdotal así como de su experiencia en el diálogo con el ecumenismo. Mañana, en la segunda parte, hablará de la celebración de los 50 años del dicasterio que tiene a su cargo desde el pasado 1 de julio, cuando entró a reemplazar al cardenal Walter Kasper.
El purpurado, muy cercano a Benedicto XVI, de quien recibió el capelo cardenalicio el pasado 20 de noviembre, tiene 60 años y nació en Emmenbrücke, provincia de Lucerna (Suiza). Es el noveno cardenal en la historia de este país.
Autor de los libros Dass alle eins seine. Ökumenische Perspektiven (Que todos sean uno. Perspectivas ecumenicas, n.d.t.) Sankt Ulrich, Augsburg 2006, Dem Herrn gehört die Zeit. Meditationen zum Kirchenjahr(El tiempo es del Señor. Meditaciones para el año liturgio n.d.t), Bonifatius, Paderborn 2008, Das Geheimnis des Senfkorns. Grundzüge des theologischen Denkens von Papst Benedikt XVI – Ratzinger-Studien. Band 3 (El secreto del grano de mostaza. Lineas del pensamiento teológico del Papa Benedicto XVI – n.d.t.) Pustet, Regensburg 2010.
Fue ordenado sacerdote en 1982 y trabajó como vicario en la parroquia St. Marien de Berna hasta 1985. Es doctor y fue profesor de teología moral en el instituto catequético de la facultad de Lucerna, y de teología fundamental en el curso de teología para laicos católicos en Zürich.
En 1997 Juan Pablo II lo nombró obispo de Basilea, una experiencia que confiesa, le dio “un gran gozo” porque el ecumenismo, “siempre ha estado en mi corazón ya que mi país, Suiza, los protestantes son muy cercanos. También tengo un gran interés por las iglesias ortodoxas”, dice.
“Las Iglesias y las comunidades eclesiales de la reforma en Suiza son un caso especial”, puntualiza el cardenal Koch. “El gran desafío es el diálogo ecuménico entre católicos y ortodoxos. Tenemos un fundamento de fe y una gran diversidad de culturas mientras que en las Iglesias de la reforma el fundamento. Con ellos hay otro modo de hacer ecumenismo, que no es siempre fácil”, asegura.
Entre los años 2006 y 2010 el purpurado fue nombrado presidente de la Conferencia Episcopal Suiza.
“Fue un buen trabajo”, recuerda. “Siendo presidente pude mirar mucho la Iglesia en Europa y el trabajo de la diócesis continuaba, por ello era importante trazar objetivos comunes, tarea no siempre fácil”.
Y asegura que los cuatro meses como jefe del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, “es una bella experiencia ecuménica”.
“Estoy muy contento de mirar esta responsabilidad que me causa tanta alegría”. Dice que los encuentros con los líderes de otras confesiones cristianas “pueden presentar nuestra iglesia y su identidad está muy abierta a todos los cristianos y a este ministerio”.
El cardenal Koch confiesa que del momento en que recibió el capelo cardenalicio, se le ha quedado grabado “el signo del anillo que hizo el Santo Padre al día siguiente del consistorio. Me conmovió mucho la homilía”.
“Jesús puede construir en nosotros su Iglesia en la medida en que encuentra en nosotros esa fe verdadera, pascual, esa fe que no quiere hacer bajar a Jesús de la Cruz, sino que se confía a Él en la Cruz”, dijo Benedicto XVI el pasado 21 de noviembre durante la homilía, el día siguiente del consistorio.
“El primado del sucesor de Pedro es un primado de la cruz y en el cordero permanece todavía la imagen de la cruz. Es una muestra viva de que el Señor ha padecido por nosotros”, concluye el cardenal.

Cardenal Koch: “el nuestro es el ministerio de la cruz” (II)

La imagen de San Pedro y San Andrés Apóstol, discípulos de Cristo, cabezas de la Iglesia católica y ortodoxa respectivamente, se encuentra en la puerta de las oficinas del Consejo Pontificio para la promoción de Unidad de los cristianos, ubicadas en la vía de la Conciliación, antes de llegar a la Plaza de San Pedro, como símbolo de hermandad y de diálogo entre las iglesias cristianas.
Este dicasterio, que celebra este año sus bodas de oro, busca el diálogo y la promoción del espíritu ecuménico entre los cristianos según el decreto conciliar Unitatis redintegratio (1964).
Tiene también la misión de nombrar los observadores o "delegados fraternos" de otras Iglesias y Comunidades eclesiales, con motivo de la celebración de grandes acontecimientos de la Iglesia católica.
Sobre la historia, los desafíos y los frutos del Consejo Pontificio para la promoción de la Unidad de los Cristianos, ZENIT entrevistó al cardenal suizo Kurt Koch, quien hace cuatro meses fue nombrado por el Papa Benedicto XVI como nuevo presidente de este dicasterio. Recibió el capelo cardenalicio el pasado 20 de noviembre.
- ¿Cómo nació este dicasterio?
Cardenal Koch: En 1960 el santo padre Beato Juan XIII quiso que la dimensión ecuménica fuese uno de los principales puntos a tratar del Concilio Vaticano II. Por ello creó el secretariado para la unidad de los cristianos – así se llamaba anteriormente. Nombró como primer director al cardenal jesuita Agustín Bea. En 1988 el Papa Juan Pablo II transformó el Secretariado en Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos.
- ¿Cuáles considera que son los principales frutos de estos 50 años de trabajo?
Cardenal Koch: Creo que la dimensión ecuménica ya no es un pensamiento extraño, sino una dimensión necesaria e importante para la Iglesia, como dijo Juan Pablo II en su encíclica Ut un sint (1995). Cuando Benedicto XVI fue elegido Papa, en su primer mensaje dijo que el ecumenismo iba a ser uno de los principales desafíos de su pontificado. Este es uno de los frutos principales.
Luego tenemos varios frutos específicos como el diálogo con las iglesias ortodoxas que ha avanzado mucho. También el ecumenismo en la situación de Oriente. Hay algunos frutos que hemos recogido con los luteranos y los metodistas.
- ¿Cree que el encuentro histórico que tuvo el papa Pablo VI con el patriarca Atenágoras I en 1964 forma parte de los frutos de este dicasterio?
Cardenal Koch: Sí. Forma parte del primer encuentro del Papa, obispo de Roma y el patriarca ecuménico. Después de este acontecimiento tenemos la costumbre de la visita recíproca de una delegación de Constantinopla que viene a la fiesta del 29 de junio de San Pedro y San Pablo y una delegación de la Santa Sede que viaja a Constantinopla cada 30 de noviembre para la fiesta de San Andrés apóstol, patrono de los ortodoxos. Pedro y Andrés son hermanos. La Iglesia de Roma y de Constantinopla son las iglesias hermanas.
- Por otro lado, ¿usted cree que la reciente beatificación del cardenal Newman puede ser también uno de los frutos de este dicasterio?
Cardenal Koch: Sí, porque Newman es muy conocido y muy venerado entre los católicos y entre los anglicanos. Porque esta fiesta de beatificación en Birmingham era un evento ecuménico.
- ¿También la constitución apostólica Anglicanorum coetibus?
Card Kurt Koch: En la Santa Sede hacemos una diferencia. Este dicasterio es responsable del diálogo. La constitución Anglicanorum coetibus sobre estos creyentes, sacerdotes y obispos anglicanos que quieren regresar a la Iglesia católica, es responsabilidad de la Congregación para la Doctrina de la fe.
La conversión de los fieles es algo que siempre ocurre en la Iglesia. La novedad, esta vez es que vienen grupos de creyentes, sacerdotes y obispos. Todas las personas que quieren entrar a la Iglesia, el Santo Padre les quiere abrir la puerta. Para nosotros no es un peligro para el diálogo ecuménico. Este sigue su curso.
- ¿Cuáles cree que son los principales obstáculos para el diálogo con las iglesias ortodoxas y con las iglesias orientales antiguas, y con las que nacieron luego de la llamada reforma protestante?
Cardenal Koch: Aunque tenemos un gran fundamento común en la fe, tenemos especialmente otra cultura con las iglesias y comunidades orientales. Por ejemplo, para el diálogo ecuménico con la Iglesia está la cuestión del primado del Obispo de Roma. En cambio con las iglesias nacidas luego de la Reforma hay más puntos culturales que nos unen, pero hay toda una eclesiología que debemos discutir.
- Acaba de pasar el sínodo del Medio Oriente y hay muchas iglesias antiguas que han alcanzado la plena comunión con la Iglesia católica. ¿Como ha sido esta experiencia de comunión entre las iglesias sui iuris a pesar de las diferencias culturales entre los ritos?
Cardenal Koch: Estas Iglesias son una gran riqueza para nuestra Iglesia Universal. Son fieles al Santo Padre y permanecen fieles a su magisterio. Pueden ser un puente de ecumenismo como se ve en el decreto conciliar Orientalium Ecclesiarum del Concilio Vaticano II sobre las iglesias orientales católicas.
Creo que este sínodo ha tenido dos frutos centrales que todas las iglesias del Oriente Medio se hayan reunido en una asamblea de dos semanas y puedan vivir la comunidad entre ellos, creo que esto es una gran iniciativa y una bella experiencia.
Se ha hablado de la situación tan difícil en estas iglesias de esta zona del planeta y más ahora a nivel de la Iglesia universal y de cómo los católicos y cristianos de todas las iglesias locales ven la necesidad de ayudar estas iglesias y de soportar y vivir en una gran solidaridad con estos cristianos del Oriente Medio.
- ¿Cree que hace un siglo hubiera sido posible crear un dicasterio como este, con el objetivo de propiciar un espacio para el diálogo ecuménico? ¿O cree que esto sea fruto de un nuevo tiempo?
Cardenal Koch: En la primera encíclica de Pablo VI Ecclesiam Suam sobre el mandato de la Iglesia en el mundo contemporáneo, el pontífice hablaba del principio del diálogo. Cada pontífice responde a su tiempo y a sus desafíos.
La Iglesia está abierta también a una nueva evangelización que ha querido el Papa Benedicto XVI y va en la misma vista de apertura y de profundizar la misión de la Iglesia en países secularizados que tienen una gran tradición cristiana pero que la están olvidando. Es necesaria una nueva evangelización.

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