martes, 21 de diciembre de 2010

El presidente del Consejo Pontificio para la Unidad de los Cristianos se reúne con el Custodio de Tierra Santa

Domingo, 19 de diciembre. El Custodio de Tierra Santa, fray Pierbattista Pizzaballa, recibió en el convento de San Salvador de Jerusalén, casa madre de la Custodia de Tierra Santa, y en presencia de toda la comunidad, a Su Eminencia el Cardenal Kurtl Koch, de paso por Tierra Santa. Invitado como obispo de Basilea (suizo-alemán) con motivo de la inauguración de las nuevas instalaciones del Baby Caritas Hospital de Belén, Monseñor Koch fue promovido a la púrpura cardenalicia el 20 de noviembre de 2010. Además, él, desde principios del mes de julio pasado, es presidente del Consejo Pontificio para la Unidad de los Cristianos, sucediendo al cardenal Kasper, que había alcanzado la edad de la jubilación.
En este cargo, el Cardenal es también el encargado de las relaciones con el judaísmo. Le acompañaba el padre Norbert Hofmann sdb, secretario de la comisión para las relaciones con el judaísmo.
Recibido en la sala de la comunidad, Su Eminencia ha querido conocer con claridad el papel y la misión de la Custodia. Ha sido el Custodio quien ha hecho la presentación, puntualizada con observaciones por parte del vicario custodial, fray Artemio Vítores. A continuación, el cardenal ha expuesto el trabajo realizado por su dicasterio, explicando su mandato y la dificultad de un diálogo ecuménico en varios frentes. Ha explicado también que el diálogo con la ortodoxia se realiza con quince iglesias diferentes y que en cada una de ellas hay ardientes defensores del diálogo y, también, ardientes opositores, de tal forma que los progresos alcanzados pueden tardar algún tiempo en tener repercusión sobre el terreno: “Necesitaría un año para valorar esta realidad”. A su vez, el Custodio ha podido explicar la forma en que la Custodia vive de forma práctica el ecumenismo en los Santos Lugares ya sea en los santuarios compartidos con otras confesiones cristianas o en la acogida a los peregrinos ortodoxos o procedentes de la Reforma.
Tras la exposición, el Cardenal ha dialogado con la comunidad. Entre las distintas cuestiones, se le ha preguntado sobre la precisión aportada por el Santo Padre Benedicto XVI en su reciente libro-entrevista “Luz del mundo” respecto de los judíos a los que el Papa prefiere llamar “nuestros padres en la fe” antes que “hermanos mayores”, como hacía su antecesor Juan Pablo II. El Cardenal ha manifestado su alegría por este matiz: “El judaísmo no es una religión paralela al cristianismo sino su base fundamental. Se trata sobre todo de paternidad. Además, en la Biblia la percepción del hermano mayor o menor, o más joven, es susceptible de crear confusión en este diálogo”. Su Eminencia ha expresado el deseo de que el diálogo con el judaísmo se base todavía más en la teología, en vez de caer en la tentación de basarlo en la diplomacia.
Otra pregunta importante sobre los sacramentos ha llevado a hablar de las diferencias en el diálogo abierto con las iglesias de la Reforma y la Ortodoxia. Una diferencia que el Cardenal ha resumido así: “Por una parte, con los ortodoxos, tenemos los mismos fundamentos de fe aunque no la misma cultura; por otra, compartimos con las iglesias reformadas la misma cultura pero no la misma concepción sobre los sacramentos”. En resumen, un diálogo que continuará, así lo esperamos, con ocasión de próximas visitas del Cardenal.
La visita concluyó con un intercambio de regalos y unas palabras dirigidas por el Cardenal a cada uno de los presentes. Hay que recordar que el Santo Padre Benedicto XVI ya manifestó los puntos fundamentales de su pontificado: el ecumenismo, y especialmente el acercamiento a la ortodoxia, así como las relaciones con las demás religiones y en primer lugar la hebrea. Labor delicada la que tiene el Cardenal Koch y para la cual la Custodia le asegura su oración en esta Tierra Santa.

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